viernes, 3 de octubre de 2008

Espigas de piedra

I

¿Cómo saber de qué lado avanza?
¿Cómo establecer su estatura?
Sin luz
no puedo encontrar mi sombra
no sé si camina conmigo.

II

Vuelven las manos a mentirse en su ritual cotidiano
de amasar la forma de un pan aparente en la matriz de sus huecos
a espaldas del espejo donde esperan las bocas cosidas
ajenas otra vez
saciadas de silencios.
Ni el cordero ni el vino se hacen milagro.
Sigue desnuda la mesa.
Las dedos son migajas. Anidan el desamparo de los bolsillos.

¿Cuándo fue cierto el sol
para el cielo deshabitado de los ojos?

III

Ahora la oración hace equilibrio
sobre el hilo virtual que abre en dos el dibujo de la boca.
Después el grito.
Se borran culpas y perdones
bajo el estallido de la lengua sin techo.

Desde este lugar
no encuentro el punto cardinal por donde amanece.

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