lunes, 29 de septiembre de 2008

Puños

Aferrados a este jardín terrenal
absurdos
obligamos a los ojos a ser miopía
y les compramos cristales de espejismo
para ahuyentarnos la soledad sin cómplices

las lágrimas recobran su sentido amordazando pañuelos
cuando las palabras no quieren y disueltas en saliva
como un garabato inconcluso se estiran en un trago áspero
desde su sed de amparo
hasta la intemperie de un fondo de botella

a paso muslado por el ritual de cenizas de cada muerte
cosemos los retazos de nuestras telas.

1 comentario:

NORA RODRIGUEZ dijo...

no pude hacer lo que hablamos